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lunes, 30 de noviembre de 2015

Rutas para descubrir Extremadura: Los caminos extremeños de Antonio de Nebrija

El majestuoso convento de San Benito que fue sede durante siglos de la Orden de Alcántara


Artículo escrito con la inestimable ayuda de Jesús López Gómez,
 Gran Maestre de los Extremos del Duero


No es muy conocido por el gran público que el célebre humanista Antonio de Nebrija pasó varios años de su vida en Extremadura y que fue en esta tierra donde en buena medida se gestó la primera gramática castellana. Nebrija estuvo en Extremadura entre 1487 y 1504 formando parte del grupo de sabios ilustres que tuvieron como mecenas a Juan de Zúñiga, último maestre de la Orden de Alcántara. En un primer momento el gramático residió en Gata, donde se refugió de los continuos enfrentamientos que mantenía en el seno de la Universidad de Salamanca. Siguió a su protector hasta Alcántara, sede la poderosa orden militar y posteriormente hasta La Serena, viviendo en Villanueva y Zalamea junto a otros insignes personajes, como el astrólogo Abraham Zacut, el doctor Parra o el músico Solorzano, que constituyeron toda una corte cultural que mereció la visita de la reina de Castilla. Tras la muerte de Zúñiga en 1504, que había sido nombrado Arzobispo de Sevilla, Nebrija residió en la capital andaluza y después en Salamanca y Alcalá de Henares. En los últimos años de su vida volvió a Extremadura, a Brozas, donde residía su hijo Marcelo que gobernaba una encomienda alcantarina cercana a esa villa.

 Retablo principal de la iglesia de San Pedro (Gata)

Fuente del Chorro (Gata) engalanada con un peculiar escudo imperial del Carlos I


GATA. Gata es una histórica localidad situada al norte de Extremadura en un lugar estratégico en plena sierra, próxima al puerto de Castilla y junto a la rivera de Gata y la Via Dalmacia, la calzada romana que comunicaba Coria con Ciudad Rodrigo. A finales del siglo XV Juan de Zúñiga y Pimentel fundó en esta población un importante centro cultural –Academia del Maestre– dirigido por Nebrija. El lugar no se conserva pero sí buena parte del conjunto monumental que ha llevado a la declaración del pueblo como Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. En las proximidades de Gata se levanta la torre de la Almenara, único resto del castillo que dominaba el entorno y que fue reconquistado por Alfonso IX de León en 1212 y donado posteriormente a la Orden de Alcántara. También destaca entre el caserío la iglesia de San Pedro un notable edificio que alberga en su interior un interesante retablo mayor. El edificio actual fue levantado en el XVI sobre otro anterior que acogió un Capítulo General de la Orden en 1410. En su construcción intervinieron destacados canteros y arquitectos como Pedro de Ybarra, maestro mayor de Alcántara. En Gata proliferan las casas de dos y tres alturas que jalonan antiguas calles estrechas. Entre otros edificios dignos de mención destaca un palacio en la plaza de las Órdenes que probablemente fue sede de la Encomienda de la Orden de Alcántara. Junto a la iglesia se encuentra la conocida fuente de El Chorro, en cuyo frontal de sillería de granito luce un llamativo escudo de Carlos I considerado por los heraldistas una pieza excepcional. Hay que decir que en aquel entonces el emperador empleó sus propias armas para sustituir el antiguo escudo de la localidad en el que figuraba una gata junto a la cruz de Alcántara, recientemente recuperado.



ALCÁNTARA. Nebrija residió con su familia en Alcántara entre 1488 y 1494 en «una casa en la cañada frontero de donde agora está el monesterio de Santispíritus en la calle que dizen de Rodrigo Flores» según figura en los testimonios prestados por varios habitantes de la villa en una vista celebrada a mediados del XVI. Su presencia en la localidad está relacionada con su entrada al servicio de Juan de Zúñiga. En esos años el maestre desplazó su corte itinerante al centro neurálgico de la Orden, hasta que renunció al maestrazgo en 1494 para trasladarse a sus dominios de La Serena. A pesar de la referencia citada, no está claro el lugar exacto en el que se ubicaba la casa de Nebrija. El monumento más notable se encuentra a las afueras de la localidad donde desde hace dos mil años salva el cauce del Tajo un Puente Romano construido para toda la eternidad. Además, en el conjunto de esta importante villa señorial se pueden descubrir notables mansiones del XVI, restos de las murallas medievales y del castillo, un interesante barrio judío e iglesias como Santa María de Almocóvar, con elementos románicos y que alberga en su interior varias tablas de Luis de Morales, o el templo barroco de San Pedro de Alcántara construido sobre la que fue la casa natal del santo. Pero sobre todo destaca la imponente majestad del conventual de San Benito, antigua casa prioral de la Orden de Alcántara, de estilo renacentista. El conjunto monumental incluye una gran iglesia de tres naves y un elegante claustro en el que frey Marcelo de Nebrija obtuvo licencia del emperador para construir su capilla mortuoria, un privilegio reservado a los comendadores de la Orden. El sepulcro, actualmente en la esquina del claustro más cercana al lavatorio, es una de las mejores obras del conventual. Cuenta con un altar en el que figuran dos valiosas imágenes esculpidas en piedra junto a las que se lee el conocido lema del comendador: «Por la fe se ha de poner honra y vida. Y por la honra, la vida». 

La sirena de origen incierto que preside la Casa Consistorial de Villanueva de la Serena desde 1583


VILLANUEVA DE LA SERENA. En el lugar que ahora ocupa el convento de religiosas concepcionistas de la calle San Benito estuvo el palacio convento de Zúñiga. Según el visitador y cronista de la Orden de Alcántara, Torres y Tapia, dicho palacio estaba situado “a la entrada de esta villa a la parte de poniente” y se trataba de “una casa como para un gran señor, con dos corredores que caen a un patio que está a la entrada de la casa principal”. Tras la muerte del mecenas el edificio fue ocupado por los monjes de la Orden de Alcántara que establecieron allí su Priorato, hasta entonces situado en la cercana Magacela. Este hecho supuso el declive de Magacela y del imponente castillo que aún domina el entorno, y la prosperidad de Villanueva, hoy convertida en una pujante ciudad. Posteriormente el palacio convento fue derribado edificándose otro en su lugar. En el conjunto histórico villanovense también destaca la plaza de España, porticada y testigo durante décadas del paso de los enormes rebaños de ganado trashumante. Hoy día, tras una reciente remodelación mediante la que se ha peatonalizado la zona, se ha convertido en el centro de reunión de los villanovenses. En dicha plaza se encuentran además dos de los edificios más destacables de la ciudad: el Ayuntamiento, poseedor de una bella portada de estilo renacentista y la iglesia de la Asunción, edificio de estilo herreriano construido a principios del siglo XVI. De gran interés histórico es también la Casa de la Tercia donde algunos investigadores sitúan una trascendental reunión mantenida a principios del siglo XIV por los maestres de Alcántara, Calatrava y Santiago. Finalmente, a menos de ocho kilómetros, se conserva el castillo de la Encomienda de Castilnovo en aceptable estado de conservación pero no visitable por ser de propiedad privada.


El Dístilo de Zalamea de la Serena son los restos de un imponente monumento levantado en tiempos de Trajano en lo que entonces era una importante urbe romana.


ZALAMEA DE LA SERENA. En esta localidad, en la que destaca sobremanera el espectacular dístilo romano que habla de un pasado glorioso y convierte en singular la plaza que ocupa, hay que mencionar el castillo de Arribalavilla, donde don Juan de Zúñiga estableció su academia de sabios. El tiempo y los diversos usos que recibió el edificio han borrado las huellas de tantos insignes personajes pero las excavaciones realizadas en 2013 dieron con el suelo original del palacio de Zúñiga y con diversos restos romanos y prerromanos. Sí han llegado hasta nuestros días los cuatros torreones del castillo así como la fachada del palacio que hizo construir el gran mecenas. Torres y Tapia lo describe como “un pedazo de casa para su aposentamiento arrimada a la fortaleza” en cuyo interior Nebrija y los otros maestros que acompañaban al noble desarrollaron una importante labor docente y creativa: “El maestro Nebrija le enseñó latín y el astrólogo judío Abasurto le leyó la esfera y todo lo que era lícito saber en su arte y era tan aficionado que en un alto de uno de los aposentos de su casa hizo que le pintaran el cielo con sus planetas, astros y signos del Zodiaco". En Zalamea sobresale también la iglesia del Santísimo Cristo con los azulejos que decoran su interior y, en otro orden de cosas, la representación teatral de El Alcalde de Zalamea, la inmortal obra de Calderón de la Barca que cada verano es interpretada por los vecinos de la localidad en la plaza de la Constitución, al pie del dístilo citado. Como nota curiosa señalar que dicho monumento formó parte del campanario de la iglesia de Nuestra Señora de los Milagros hasta que en 1961 Menéndez Pidal y García Bellido propusieron separar el monumento funerario y el religioso. Por último, es recomendable perderse en un paseo por el dédalo de callejas que conforman el casco antiguo para descubrir las interesantes muestras de la sobria arquitectura popular de la comarca de La Serena, como la austera casa de Pedro Crespo, donde la tradición sitúa la vivienda del famoso personaje de Calderón.



Vistas de la iglesia de Santa María la Mayor (Brozas)


BROZAS. Ya anciano y viudo, Nebrija se retira a Brozas en 1518, a casa de su hijo Marcelo, comendador de la Puebla de la Orden de Alcántara. Allí termina dos obras trascendentes como las Introducciones y el Diccionario. De este episodio deja constancia El Brocense en el prólogo de su Minerva. El reconocido gramático estuvo residiendo en Brozas hasta poco antes de su muerte, acaecida en Alcalá de Henares el 2 de julio de 1522. Las casas donde residió la familia fueron convertidas, aún en vida de frey Marcelo, en el monasterio de la Madre de Dios y posteriormente en el convento de San Pedro o de las Comendadoras que aún se conserva. La iglesia, con portada renacentista, es de la primera mitad del siglo XVI pero fue reconstruida en el XVIII. Las actuales dependencias, que conservan inscripciones con lemas y citas de Nebrija, están muy transformadas y convertidas en un moderno auditorio. En el conjunto monumental de Brozas destaca la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción, una de las más notables de Extremadura, construida en siglo XVI y en la que destaca su portada gótica y un amplio interior de tres naves cubiertas por bóvedas nervadas. Por todo el casco urbano se encuentran palacios y casas solariegas erigidas por poderosas familias como Flores, Argüello, Carvajal, Ortiz… o el palacio de los condes de Canilleros que luce en su fachada el inmenso blasón de la familia. Entre todos estos edificios destaca el Castillo, levantado a partir del siglo XIV en el lugar más elevado de la localidad y que fue sede de la principal encomienda de la orden alcantarina. El edificio ha sido muy remodelado a lo largo de la historia pero conserva la primitiva torre del homenaje y otros elementos de interés que incluyen el escudo de don Juan de Zúñiga. Dispersas por la población y el entorno se encuentran numerosas ermitas como la del Humilladero, que ofrece la mejor panorámica de los alrededores, o la del Buen Jesús, un austero edificio renacentista ­­–levantado por frey Marcelo­– en el que aún se distinguen los señoriales lemas del comendador. No muy lejos, en el exterior del casco urbano, destaca el convento de Nuestra Señora de la Luz, del siglo XVI, con algunos elementos diseñados por Pedro de Ybarra.


El itinerario propuesto supone recorrer una distancia de 286 kilómetros de norte a sur o viceversa. Seguir las huellas del insigne autor de la primera gramática castellana es una buena manera de disfrutar de los contrastes que ofrece Extremadura. Durante este viaje se cruzan paisajes dispares que van desde las abruptas serranías que rodean Gata hasta las fértiles vegas del Guadiana o las llanuras sin fin que ocupan gran parte de La Serena, pasando por el árido marco geográfico, no exento de belleza, donde se sitúan Alcántara y Brozas.



Vista panorámica de la histórica localidad de Gata, enclavada en la sierra del mismo nombre. A la derecha de la imagen se aprecia el castillo de Almenara


La parte más septentrional de la ruta discurre por un paisaje incluido en la Red Natura 2000 por su importancia para las aves y ciertos hábitats. La sierra de Gata es la continuación occidental de Gredos e incluye cimas que superan los 1.500 m. Los fuertes desniveles permiten la existencia de variados ecosistemas dominados por vegetación arbustiva y prados montanos entre los que surgen zonas arboladas con quercíneas, castañares o pinares. En el conjunto destaca la amplia presencia de brezales y bosques de robles y castaños. Además de notables poblaciones florísticas la zona alberga una gran diversidad faunística en la que cabe citar la (posible) presencia del lince ibérico entre los mamíferos o el buitre negro entre las aves. Entre los tejados de Gata aflora un gigantesco cedro que está declarado Árbol Singular de Extremadura. Se trata de un cedro del Atlas (Cedrus atlántica) de 200 años de edad, 30 m de altura y 5 m de perímetro de tronco. Originalmente estaba en un jardín privado pero diversas obras lo sitúan ahora junto a la travesía que cruza la localidad.


Los Llanos de Brozas, atravesados por el antiguo trazado romano vía da Estrela, vistos desde la ermita barroca del Humilladero, a las afueras de la localidad


Más al sur, buena parte de los Llanos de Alcántara y Brozas también se incluyen en la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para las Aves y Lugar de Importancia Comunitaria. Son más de 50.000 hectáreas con pendientes suaves limitadas por los cauces del río Salor al sur y del Tajo al norte. Dominan el terreno amplias extensiones de pastizales y retamales, sin apenas árboles. Toda la zona alberga pequeñas charcas y regatos que sostienen una importante comunidad piscícola y ornítica en la que destacan buitres leonados, águila real o cigüeña negra además de diversas especies esteparias como avutarda, sisón, aguilucho cenizo, ganga, ortega o cernícalo primilla. En invierno es frecuente la presencia de grullas en charcas y zonas adehesadas. Algo muy similar podría decirse de los inmensos llanos de La Serena, también incluidos en la Red Natura 2000 y que ocupan el doble de la extensión citada. Un caso único en Europa Occidental. Los grandes embalses de la zona y las agrestes sierras que lo circundan convierten la comarca, aparentemente monótona, en un paraíso para la biodiversidad al alcance de todos.



Todo esto y más puede leerse y degustarse en Rutas para descubrir Extremadura, último libro editado de los blogueros extremeños editado por la Fundación Xavier de Salas y que se puede consultar y descargar íntegramente AQUÍ




Este libro, y el Encuentro de Blogueros que lo origina, cuentan con la indispensable colaboración de la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura. 
Gracias




viernes, 13 de noviembre de 2015

La Chicharrona y la Carvochá. Magia en Las Hurdes



Desde hace unos años la alquería hurdana de Mesegal –a medio camino entre Caminomorisco y Pinofranqueado (a cuyo concejo pertenece)– acoge cada año una de esas celebraciones cuyas raíces se pierden en lo más profundo de la tradición de Las Hurdes. 

Se trata de las fiestas de la Chicharrona y la Carvochá, que actualmente suelen celebrarse el sábado más cercano al día 1 de noviembre aunque antiguamente la Chicharrona se celebraba el 8 de diciembre, día de la Pura, y la Carvochá estaba ligada al día de Todos los Santos.



La Chicharrona (imagen superior) es uno de esos personajes míticos que pueblan la fascinante mitología hurdana. Según la tradición era una mujer de larga cabellera que, vestida con pieles de cabra y calzando las tradicionales 'cháncah', descendía de la sierra al amanecer trayendo el tiempo frío y seco. Portaba una ristra de chorizos y un zurrón con higos, castañas y nueces. Su llegada suponía el inicio de la época de matanzas, de modo que era recibida entre celebraciones por el pasacalles de Ánimas y por los vecinos que compartían comida y bebida y castañas asadas.



La fiesta se celebra en la preciosa era de Mesegal, en las mismas piedras sobre las que antaño se trillaba el cereal. En su centro se dispone el pan de ánimas, y diversas viandas como castañas, manzanas, granadas, tomates o vino.



Ya en la era, a media mañana, las comadres de Nuñomoral (imagen superior) entonan el petitorio de Ánimas, unos fascinantes cánticos cuyo origen se remonta al siglo XIII. 
Se pueden ver y escuchar en este enlace.

Y, más felices, bailando, en este vídeo.


Féix Barroso, La Chicharrona, Serafín y Nino (elegante con su fajín rojo) encabezando la comitiva festiva.


La Carvochá aglutina antiguos rituales que los hurdanos tributaban a las ánimas y a sus antepasados. Se celebraba a inicios de noviembre, cuando se honraba a los difuntos antes de que supiéramos decir jálogüin… 
Según los antropólogos está muy relacionada las festividades célticas. En Las Hurdes la muerte y los antepasados siempre han estado muy presentes. Este día las ánimas benditas se incorporan de alguna manera al mundo de los vivos. La fiesta es una mezcolanza de viejos ritos, cristianos y paganos, donde antiguas creencias conviven con aguardientes y agua bendita.



Bendición de la hoguera de Ánimas, que se enciende a primera hora y se mantiene siempre ardiendo. El "zajuril" –cuya capa esconde a José María Domínguez, uno de los mejores conocedores de la cultura popular extremeña- conjura los males del año venidero mientras se arrojan al fuego unas migas de pan, un chorro de vino, un mechón de pelos de cabra y algunas castañas. Al mismo tiempo  recita los correspondientes gorigoris y algunas frases rituales. Ya está la hoguera dispuesta para calentar la comida.
Ver vídeo


Manuel, de Cerezal, entonando una copla popular





Es una fiesta colorista y nada tenebrosa que muestra lo mejor de la comarca. Tras el petitorio comienzan los bailes y el recitar de coplas y romances entre los atávicos sones de tamboriles, gaitas y flautas.




Bendición del Pan de Ánimas, amasado con anises. Se consume de manera comunal cuando ya ha avanzado la tarde.



Manuel Guillermo Velaz, de Cerezal, Serafín Rodríguez, de Asegur, y Alfredo Sánchez, de Mesegal.



Nino, con dulzaina, y Pedro, sin gaita y con tamboril, ambos de La Huerta.



Presente y futuro de los tamborileros hurdanos. Nano, de Casar de Palomero, a la izquierda, y Pablo,  de Erías, sentado, toda una enciclopedia del saber popular. 
Pincha para ver el vídeo



La Chicharrona y el Chicharrón, encarnado por Cecilio Mahíllo, actor teatral, prestigioso artesano y miembro de un grupo folklórico de Ahigal. Capaz de improvisar actuaciones como esta.
Aquí los puedes ver bailando



La flauta y el tamboril de tío Alfredo. Hecho con la piel de una cabra vieja.



Esta fiesta entraña un recuerdo a los antepasados y trata de contentar a las ánimas benditas, que se entiende presentes en la era. Por eso se come, se bebe, se canta y se baila, para agradar a las ánimas (que comen y beben por boca de los presentes) y que no vengan a molestar en las largas noches de invierno.





Por la tarde aparecen otros personajes. Es el turno del Animeru que lleva un saco de castañas y las arroja gritando: "¡Castañah pa lah ánimah bendítah". Me cuentan que antiguamente lo acompañaba un compañero que portaba una esquila y un cirio. Y los Calabazones ("lob calabazónih" –dice tío Alfredo), vestidos de negros y una calabaza en la cabeza, que saltan y bailan por la era. El Cenizu es un personaje estrafalario, de aspecto tétrico que, con un tizón apagado o un corcho quemado, pinta cruces sobre la frente de los asistentes.




Y por la noche, al calor de la hoguera, se forma el corro de las Ánimas y se celebra la Carvochá o gran asado de castañas...




Casi todo lo escrito se lo debo a Félix Barroso, hurdanófilo confeso, y autor intelectual de tantos eventos como este. Y a Ana y Fernando Pulido, almas de la fiesta y de la tradición. 
No hay palabras para describir la hospitalidad de los vecinos de Mesegal.
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